
Hace unos días, empezamos a recibir quejas de algunos de nuestros clientes, argumentando que «los huevos no están igual». Y es que nuestros clientes son uno de los medios más efectivos de garantizar que los productos son efectivamente sanos, sin químicos, y, en este caso, «de campo». En nuestro caso esto significa sobre todo que las gallinas no comen concentrado, y se alimentan exclusivamente de desechos de cocina y de maíz.
Alertamos por una clienta, empezamos una investigación, y, efectivamente, uno de nuestros tres proveedores de huevos de campo nos confesó que «sus gallinas ya no ponen» (o no tanto como antes, por la edad) y que, para poder cumplir con nuestros pedidos, le «empezó a pedir a una vecina». Hemos suspendido entonces los pedidos a ese proveedor. Gracias a la clienta que nos avisó con tiempo.
Seguimos comprometidos con la calidad de los productos que te ofrecemos.